En los últimos tiempos hemos visto noticias y vídeos en medios de comunicación y redes sociales que nos invitan a recordar algunas pautas de comportamiento con los animales en la montaña. No basta con decir que amamos la naturaleza… ¡todas y todos debemos hacer lo necesario para cuidarla!
Por impopular que resulte decirlo, lo cierto es que los incidentes en la naturaleza entre personas, sus mascotas, ganado y animales salvajes se han multiplicado estos dos últimos años. Aunque toda generalización es imjusta, esto significa que no tenemos tan interiorizados como debiéramos algunos comportamientos que deberían ser obvios cuando vamos a la montaña.
Por ser positivos y extraer lecciones que nos ayuden a mantener el medio natural tal y como lo adoramos, vamos a recordar en este post cómo debemos comportarnos con los animales en la montaña.
Los tres problemas más habituales relacionados con animales en la montaña
Tres son los tipos de incidentes que se registran relacionados con animales en la montaña. Se producen con más o menos frecuencia, en los casi 2.000 espacios protegidos españoles:
Con las mascotas
El acceso a espacios protegidos con animales de compañía está regulado. Se debe cumplir siempre la normativa, incluso aunque no veamos vigilancia.
Según el espacio, puede ser obligatorio atar a nuestro perro o incluso prohibirnos la entrada con él. Sobre todo en zonas en las que el ganado pasta en libertad.
A lo mejor has visto cómo algunas personas llevan atado a su perro cuando pasan junto al cartel que establece la obligación o junto al control de vigilancia/acceso, y lo sueltan más adelante, cuando creen que no hay vigilancia. Eso no mola.
Con el ganado
En este caso podemos ser nosotros quienes creemos molestias a rebaños de vacas, cabras, ovejas o manadas de caballos. Sobre todo si formamos un grupo numeroso.
Pasar muy próximos a un rebaño sólo por evitar un rodeo. O caminar por una finca ganadera en la que ya están pastando los animales. Incluso meter bicicletas por encima de la valla. Todo ello puede ocasionar diferentes problemas, de los que seremos directamente responsables.
Hay que cerrar inmediatamente tras nosotros cualquier puerta de una finca. No dejarla entornada o abierta porque vengan otros caminantes detrás. Y por supuesto, si se prohíbe la entrada, no hacerlo.
Con animales salvajes
Los animales no forman parte de un decorado natural. No están ahí para que les molestemos aproximándonos demasiado. Ya sea para hacernos fotografías junto a ellos o darles de comer y presumir luego en las redes sociales. A lo mejor todos/as lo hemos hecho alguna vez, pero no deberíamos.
Por supuesto, tampoco debemos tocar o llevarnos pájaros, anfibios, insectos, o reptiles. Están protegidos por ley y tienen derecho a vivir tranquilos.
Evita también transitar y dar voces junto a riscos donde aniden aves, sobre todo en época de nidificación. (A menudo de enero a julio).
LA CONTROVERTIDA CUESTIÓN DEL PERRO
El pasado verano, varios rebaños de vacas embistieron en Ordesa a visitantes con perros. Estas mascotas, ante la presencia de terneros, eran consideradas una amenaza directa por sus madres.
No se han registrado ataques de animales en la montaña a visitantes sin perros y los dueños de los rebaños estaban cumpliendo estrictamente la legislación de ese parque nacional.
La impopularidad de prohibir la entrada de perros en espacios concretos, problemáticos o frágiles, está haciendo plantearse a este espacio protegido, y a otros, la creación de guarderías en la entrada. Especialmente durante los meses más críticos.
Y es que muchas personas adoran/adoramos a los perretes, pero fijaros cómo hay países – Francia por ejemplo- en los que se prohibe la entrada de perros -incluso atados- desde hace décadas en los lugares de montaña con fuerte tradición ganadera.
Durante 2020 y 2021 la presencia de perros en los espacios naturales protegidos se ha multiplicado exponencial y paralelamente a la de los visitantes.
Si bien hay un porcentaje importante de visitantes que entiende la necesidad lógica y legal de controlar a sus mascotas, no todo el mundo acepta la idea de que su perro debe permanecer próximo, atado o que simplemente no puede hacer lo que quiera y dónde quiera.
En junio de 2021 el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama –el espacio protegido más visitado de España- ha explicado en su web de una manera muy didáctica por qué los perros no pueden deambular sueltos:
- Por respeto hacia el resto de los visitantes.
- Para evitar molestias a la fauna silvestre.
- Pueden ser un vector de transmisión de enfermedades a través de sus heces o patas, al moverse entre los distintos humedales y proceder de otros ambientes, portando esporas de hongos y agentes patógenos que no existen en el Parque.
- A veces molestan al ganado, pudiendo alterar el parto o la gestación de las reses. Además, el ganado perseguido constituye un riesgo para el resto de los visitantes, siendo frecuentes los accidentes por caída o embestida.
- Pueden provocar accidentes con ciclistas.
- En zonas especialmente sensibles, como charcas y humedales, alteran las puestas de anfibios, incrementan la turbidez del agua al remover los sedimentos y aumentan la carga orgánica de las aguas, rompiendo el equilibrio y sus exclusivas condiciones físico-químicas. La prohibición del baño incluye también a los perros.
En una de las partes más frágiles del Parque, Peñalara y su Laguna, sólo en 2020 se contabilizaron más de 4.000 perros, la mayoría sueltos pese a las advertencias de la cartelería y vigilantes.
De hecho, la normativa considera incompatible “la entrada o presencia de animales de compañía o mascotas sueltos”, pero hay quien piensa que es un simple capricho legislativo.
La realidad es que, al multiplicarse el número de visitantes en todos los espacios naturales de España, se acrecienta tanto el número de ciudadanos respetuosos y que saben comportarse como los que incumplen sistemáticamente hasta las normas más elementales y que están dispuestos a enfrentarse con quienes les recriminen su actitud.
Animales en la montaña: ¿QUÉ DICE EL SENTIDO COMÚN?
Como medidas razonables y cívicas podemos destacar:
- No des de comer al ganado o animales salvajes. Algunos han enfermado y muerto por una causa tan aparentemente inofensiva como conseguir una curiosa foto alimentándoles. Evita también la práctica de tirar migas de pan en las pozas y remansos de agua pensando que se lo comerán los peces.
- Mantén al menos una distancia de 10 metros con cualquier animal que te encuentres: esa distancia puede tener que ser mucho mayor –de hasta centenares de metros- si hay un perro pastor o aves que chillan continuamente al advertir tu presencia.
- Caballos, vacas, ovejas, cabras domésticas o montesas, jabalís, pájaros o anfibios no necesitan ser acariciados.
- La moda importada de amontonar torres de piedras en equilibrio también destruye vida animal importante y de diminuto tamaño que vive bajo las rocas que levantas.
- Infórmate de la legislación concreta del espacio a visitar ¡es fácil, basta con teclear en Google “normativa del espacio natural protegido de…”.
- Disfruta del medio ambiente sin alterarlo ni molestar a otros visitantes y animales.
Otros temas que pueden despertar tu curiosidad montañera:
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Me parece normal que se limite a pasear con la mascota atada: desconozco el por qué algunos dueños asimilan el medio natural con el dejar libre a su perro. Son unos pocos los que llevan adiestrados a sus animales de compañía a estos lugares y no es inusual ver que se lancen hacia algún paseante o ciclista con el consiguiente susto.
Seamos respetuosos con el entorno y con aquellos que se acerquen a distrutar de él.
Me parece perfecto que se prohíba. De hecho se debería prohibir todo. En general. Así nos evitamos que pueda haber cualquier tipo de problema.
Necesitamos más gobiernos (del color que sea) que prohíban más, mucho más y que nos traten a los ciudadanos como presuntos culpables de cualquier cosa. Es más fácil que educar o informar.
Yo salgo mucho al monte (casi siempre sin perro) y en más de 30 años no he visto jamás que ningún perro se tirase a paseante o ciclista alguno. En cambio si he visto a familias enteras bañándose en lagunas de montaña y dejando el agua con brillos de la crema solar….Muchas veces.
Por cierto, si un perro puede llevar “esporas de hongos o bacterias”, aunque se quede en casa, su dueño también las lleva en la ropa. Y sé de lo que hablo.